viernes, 27 de julio de 2012

Magallanes, análisis

En el principio, eran las especias...

¡Qué bueno es Zweig! ¡Qué magnífico escritor! Con estas 6 únicas palabras, en forma de analogía bíblica, resume unas cuantas páginas de explicación, necesarias y deliciosas, pero que encuentran el culmen a su belleza en esa simple frase.

La biografía que propone Zweig acerca de la figura de Magallanes regala al lector mucho más que una vida, por muy interesante que ésta sea. Lo que Zweig ofrece es un magnífico ejemplo de excelente escritura, tallada con con una pulcritud cuidada con la que se va desgranando una auténtica novela de aventuras. Su genio literario construye un rosario de variadas cuencas multicolores, con el que va conformado de forma magistral un engranaje perfecto en el que todo encaja, pese a que en él se entremezcla el espionaje, la traición, secretos de navegación celosamente guardados, el amor, la aventura, la esperanza y el desaliento, la fortuna y la desventura.

Curiosa esta biografía en la que el lector descubre que, en realidad, no fue Elcano el primero en circunnavegar el planeta, sino la oscura y desconocida figura de un tal Enrique, el esclavo de Magallanes. Una biografía también en la que se pinta malamente la figura de este español cuyo  nombre lleva tan orgullosamente el buque escuela de nuestra Armada y en la que se descubre el asombro que causa al navegante vuelto a su patria tras la azarosa vuelta al mundo el hecho de haber perdido un día.

Me gustó el librito propuesto para este mes. Espero, amigos del Club, que también vosotros lo hayáis disfrutado.