domingo, 18 de noviembre de 2012

Diario de un hombre de cincuenta años, Henry James

De estar basada en los hechos reales de una posible experiencia vivida por el autor, esta novelita sería la prueba fehaciente de que el viaje en el tiempo es posible, pues Henry James la escribió cuando contaba tan sólo 35 años.

La historia, escrita en forma de diario, narra la extraña experiencia de un militar británico que, alcanzada la cincuentena, regresa en un viaje a Florencia donde va a toparse con la relación amorosa entre una joven aristócrata italiana, con cuya madre nuestro narrador mantuvo, asimismo, una frustrante historia de amor, y un joven británico muy parecido al joven que nuestro narrador fue en tiempos. 

Ambas historias parecen mostrar un paralelismo que lleva a nuestro narrador a revivir aquel amor que pudo ser pero que, de hecho, nunca llegó a ser, merced a una decisión tomada por él, de la que jamás se arrepintió, al considerarla correcta, razón por la cual se empeña en advertir al joven británico de lo muy conveniente que sería sofocar el fuego del amor que el joven británico siente por la apasionada italiana. 

Casi cuatro meses después de la última lectura propuesta, el Club de Lectura Finis Terrae tiene (aunque con sonrojo, por el retraso) el placer de aventurar esta otra que podéis bajar de Scribd en el siguiente enlace: Diario de un hombre de cincuenta años. En caso de tener algún problema para conseguirla en este lugar, no dudéis en pedirla por correo y el Club os la remitirá gustosamente.

Con mis mejores deseos de que resulte una grata lectura, se advierte al lector interesado en esta narración que, probablemente, en esta ocasión no se realizará análisis alguno de ella por falta de tiempo. De manera que si el lector desea dejar su propio análisis de la lectura, puede hacerlo en esta anotación. 

Muchas gracias.

viernes, 27 de julio de 2012

Magallanes, análisis

En el principio, eran las especias...

¡Qué bueno es Zweig! ¡Qué magnífico escritor! Con estas 6 únicas palabras, en forma de analogía bíblica, resume unas cuantas páginas de explicación, necesarias y deliciosas, pero que encuentran el culmen a su belleza en esa simple frase.

La biografía que propone Zweig acerca de la figura de Magallanes regala al lector mucho más que una vida, por muy interesante que ésta sea. Lo que Zweig ofrece es un magnífico ejemplo de excelente escritura, tallada con con una pulcritud cuidada con la que se va desgranando una auténtica novela de aventuras. Su genio literario construye un rosario de variadas cuencas multicolores, con el que va conformado de forma magistral un engranaje perfecto en el que todo encaja, pese a que en él se entremezcla el espionaje, la traición, secretos de navegación celosamente guardados, el amor, la aventura, la esperanza y el desaliento, la fortuna y la desventura.

Curiosa esta biografía en la que el lector descubre que, en realidad, no fue Elcano el primero en circunnavegar el planeta, sino la oscura y desconocida figura de un tal Enrique, el esclavo de Magallanes. Una biografía también en la que se pinta malamente la figura de este español cuyo  nombre lleva tan orgullosamente el buque escuela de nuestra Armada y en la que se descubre el asombro que causa al navegante vuelto a su patria tras la azarosa vuelta al mundo el hecho de haber perdido un día.

Me gustó el librito propuesto para este mes. Espero, amigos del Club, que también vosotros lo hayáis disfrutado.

viernes, 6 de julio de 2012

Magallanes, Stefan Zweig

Los libros pueden tener su origen en los más variados sentimientos. Se escriben libros al calor de un entusiasmo o por un sentimiento de gratitud, pero también la exasperación, la cólera y el despecho puede, a su vez, encender la pasión intelectual. En ocasiones, es la curiosidad quien da el impulso, la voluptuosidad psicológica de explicarse a sí mismo, escribiendo, unas figuras humanas o unos acontecimientos; Pero otras veces -demasiadas - impelen a la producción motivos de índole más delicada, como la vanidad, el afán de lucro, la complacencia en sí mismo. En rigor, el que escribe debería dar cuenta de los sentimientos, de los apetitos personales que le han motivado a escoger el asunto de cada una de sus obras. El íntimo origen del libro que aquí veis se me aparece a mí mismo con toda claridad. Nació de un sentimiento algo insólito, pero muy penetrante: la vergüenza.

Así comienza el Prólogo que escribe el propio Zweig a la biografía de Magallanes, y que es (sin duda lo habréis adivinado) la lectura propuesta de este mes. 

¿Por qué -se preguntará alguno- repetimos autor con dos lecturas seguidas? Porque -respondo yo- aporta Urumo una sugerencia en forma de pregunta con la que solicita la recomendación sobre alguna biografía, y ello me anima a proponeros este librito pese a que se trata de un autor que, efectivamente, ya ha pasado por aquí (aunque en forma de ficción, con esa Novela de ajedrez) y pese a que será ésta la primera vez que proponga un libro que aún no he leído. Impedimentos, ambos, que me salto a la torera (con perdón de los socios) para dar gusto a Urumo y también porque me resulta muy sugerente la figura histórica de la que habla.

Veremos (esta vez me incluyo, puesto que, como ya he indicado, todavía no la he leído) si nos gusta. ¡Ojalá que sí!

Si Scribd está por la labor, se supone que podéis bajaros la biografía sobre Magallanes pinchando sobre el enlace.

Nos vemos hacia finales de mes y comentamos, ¿os viene bien?

Buena lectura.

lunes, 2 de julio de 2012

¡Perdón!

Perdón, perdón, amigos. Llevo sin pasar por aquí demasiado tiempo y ahora que lo hago veo que sois más fieles a este club que yo misma.

Siento la ausencia, pero ahora mismo me pongo las pilas y contesto a vuestros comentarios. Lo que no prometo es proponer una nueva lectura en breve. A ver si el tiempo comienza a ser menos relativo y más homogéneo, y encuentro un minuto para devolverle la vida al invento este del club.

domingo, 27 de mayo de 2012

Una novela de ajedrez, análisis

Tras largo tiempo anunciado, llega al fin el análisis de la lectura propuesta para este mes: Una novela de ajedrez, que podría muy bien solucionar enlazando la entrada a la página de Wikipedia que habla sobre ella, pues me parece agradable de leer y, además, coincide bastante con la idea que me hice de la historia al leerla.

Ésta es, al parecer, la última novela que escribió Stefan Zweig antes de suicidarse y, según he leído, su obra maestra. Respecto a este último punto, no puedo opinar pues, incluso habiendo leído algunas de sus obras, no me veo con conocimiento de causa suficiente para hacerlo. Recuerdo con especial gusto Veinticuatro horas de la vida de una mujer, que encontré en la biblioteca de mi madre una siesta veraniega y leí en mi adolescencia. Luego, alguno de sus títulos ha caído, pero no demasiados (lo cual probablemente se enmedará, pues no descarto volver a proponer una lectura de Zweig en esta casa).

Pero, y yendo al grano, que me escapo sin sonrojo de mi tarea, me ha encantado esta Una novela de ajedrez, que no deja de ser sino la historia que Zweig construye en torno a una curiosa paradoja, la que nos cuenta cómo la solución  para no enfermar que encuentra un cerebro torturado a través del inhumano martirio de condenarlo  a la más terrible soledad e interminable ociosidad, alejada de cualquier actividad intelectual, acaba, al fin, convirtiéndose en una neurosis enfermiza que termina por conducirle a la locura. Este bonito lazo que propone el autor, sirve además de maroma con la que atar una descarnada crítica al nazismo y sus temibles métodos de tortura.

Pese a que Zweig no se preocupa por matizar demasiado a sus personajes y rodea la historia con un cierto velo que obliga al lector a observar los acontecimientos como si escudriñara a través de los visillos de una ventana, la historia transcurre con una fluidez tal, que finalmente aparece  a nuestros ojos como un todo perfectamente definido. Es la obra de un escritor magistral.

Me ha gustado mucho. Espero que vosotros también la hayáis disfrutado.

martes, 8 de mayo de 2012

Una partida de ajedrez, Stefan Zweig

Sin capacidad para cualquier otra actividad intelectual, Mirko Czentovicz se reveló, ya desde niño, como un genio del ajedrez, del que ha llegado a ser campeón del mundo. Pero, en un viaje en barco de Nueva York a Buenos Aires, se le presenta un enigmático contrincante: el señor B., noble vienés que huye de los nazis. Uno de los pasajeros del vapor se acerca a los dos personajes acompañando al lector a la confrontación entre los dos jugadores. Si Novela de ajedrez nos presenta el choque de dos naturalezas antagónicas, nos muestra también, y en buena medida, la capacidad de resistencia del ser humano sometido a una presión extraordinaria. Y todo ello con unas grandes dosis de intriga y maestría.

Después de que abril haya pasado sin proponer ninguna lectura, vuelvo en mayo al Club con un nuevo relatito que proponeros: Novela de ajedrez (también he visto que se le titula como Una partida de ajedrez, de Stefan Zweig). Y es que estoy empeñada en este autor porque, en principio, la lectura pensada para abril era también uno de sus títulos, en ese caso Mendel el de los libros. Una novelita con la que cumplí mis deberes, pues la leí en Semana Santa e incluso tomé notas para su posterior comentario. Sin embargo, cuando me dispuse a preparar la entrada de propuesta, me topé con un problema: me resultó imposible encontrar un archivo, en pdf o en cualquier otro formato, de ese título que poder ofreceros, de modo que abandoné la idea. 

Durante el mes de abril he buscado otros relatos de Stefan Zweig y he encontrado un par de ellos. Al fin, me he decidido por esta Novela de ajedrez que confío en que os guste. Conmigo sí lo ha logrado.

Si Scribd lo permite en esta ocasión (y si no lo hace, me avisó de que me expulsaría de su club), podéis bajaros el relato aquí. Si Scribd no está por la labor, entonces podéis encontrarlo en este otro enlace. O bien, siempre podéis acudir a pedirlo en préstamo de la biblioteca del Club.

Y, ahora..., ¿para cuándo fijamos la fecha tope de lectura?

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Por supuesto, si tienes una lectura que te gustaría proponer y quieres sugerirla para el mes próximo, será bienvenida.

lunes, 30 de abril de 2012

Corazones perdidos, M. R. James

Se acaba el mes y no cumplo la promesa hecha de publicar la entrada correspondiente al título elegido como Lectura del mes para este abril que ha pasado en un suspiro. Ya que he incumplido la tarea en lo que se refiere a la de la Propuesta de lectura del mes, me apresto a escribir rápido estas letras para poder, al menos, satisfacer la primera. 

Y la lectura que he elegido refiere al libro en el que está incluido el relato que propuso Alawen, título que, para fortuna de este club y en bien de sus anaqueles, tuvo la bondad de regalarnos y ponerlo a disposición de cualquiera que lo quiera en préstamo. Por cierto que tres (dos de mis hermanas y un asiduo del club) han sido los lectores que me lo han solicitado, lo cual supone un cien por cien de préstamos, pues tres son las personas con libro electrónico que conozco.

Corazones perdidos (cuentos completos de fantasmas) es una recopilación de los cuentos de fantasmas que escribió M. R. James a quien, no me importa confesarlo, no tenía el gusto de conocer hasta que Alawen tuvo la gracia de presentármelo, lo cual le agradeceré eternamente porque, por supuesto, M. R. James es un autor cuyas obras volveré a disfrutar.

Recomiendo la lectura del enlace que lleva a la biografía de M. R. James publicada en Wikipedia, porque a través de él el lector podrá hacerse una idea mucho más fidedigna de la obra de este autor de lo que yo podría escribir aquí, más en días como éste en los que las fuerzas no me acompañan y el deseo de querer escribir es mayor de lo que la salud permite. Extraigo del texto enlazado, no obstante, un par de ideas para que el lector del club pueda hacerse una idea:

Las apariciones espectrales de James son manifestaciones abominables, criaturas cuya procedencia no puede ser sino el infierno, son a veces extravagantes e incluso ridículas sin llegar a caer en la comicidad: seres inefables cuasi monstruosos

Hasta la irrupción de James, los fantasmas pertenecían a otros tiempos; James los instala en la sociedad burguesa de la época. Para inducir esta familiaridad cotidiana utiliza un relajado humor y la expresión coloquial en los diálogos, y también una finísima ironía británica.

Me ha encantado este autor, me han gustado muchísimo sus historias, la atmósfera en la que las sitúa, los personajes, la época, el modo en que escribe... ¡Gran hallazgo! 

jueves, 29 de marzo de 2012

El lector de cadáveres, Antonio Garrido

En la antigua China, sólo los jueces más sagaces alcanzaban el codiciado título de "lectores de cadáveres", una élite de forenses que, aun a riesgo de su propia vida, tenían el mandato de que ningún crimen, por irresoluble que pareciera, quedara impune.

Cí Song fue el primero de ellos.

Inspirada en un personaje real, El lector de cadáveres narra la extraordinaria historia de un joven de origen humilde cuya pasión y determinación le condujeron desde su cargo como enterrador en los Campos de la Muerte de Lin'an a aventajado discípulo en la prestigiosa Academia Ming. Allí, envidiado por sus pioneros métodos y perseguido por la justicia, despertará la curiosidad del mismísimo emperador, quien le convocará para rastrear los atroces crímenes que, uno tras otro, amenazan con aniquilar a la corte imperial.

Un absorbente thriller histórico, extraordinariamente documentado, en el que la ambición y el odio van de la mano con el amor y la muerte en la exótica y fastuosa China medieval.

Me hice con este libro animada por el comentario de uno de los amigos del Club y por mi afición, desde que por primera vez leyera a Pearl S. Buck, a las  historias que se desarrollan en China, y no me ha decepcionado. 

En El lector de cadáveres encontramos una historia muy bien tramada, repleta de aventuras, excelentemente narrada y escrita con un ritmo cómodo para el lector, pero que apenas se detiene el instante preciso para que la flor de loto se estremezca con la suave brisa del atardecer.

Sorprende este CSI chino de la época medieval y no desmerecen en nada ni sus investigaciones ni sus métodos, al menos en lo que al asombro y admiración del lector se refiere, con las que acostumbra a exhibir Gil Grissom en Las Vegas del siglo XXI. 

Enternece, además, el personaje, a causa de las incontables peripecias y desgracias a las que ha de sobreponerse, y ejemplifica con su denodado y constante esfuerzo, este nuevo Lazarillo, este antihéroe  de ojos rasgados, inmune al dolor, un modo de vida sostenido por una tenaz lucha consigo mismo y con sus propias debilidades, con quienes le traicionan y con un destino aparentemente contrario a toda esperanza.

viernes, 23 de marzo de 2012

El tesoro del Abad Thomas, Montague Rhodes, James

Propone Alawen,  en su Luz, más luz, la lectura de una historia: El tesoro del Abad Thomas, de James Montague Rhodes, que podéis encontrar tras el enlace del título.  
 
No lo he leído aún, pero me pondré a ello en cuanto encuentre un minuto. A ver si para inicios de la próxima semana puedo comentarlo. 

Por cierto que, merced a la generosidad de nuestra amiga, el Club cuenta con un  título de este autor, Corazones perdidos (Cuentos completos de fantasmas), que está en disposición de préstamo para todo aquél que lo solicite.



lunes, 19 de marzo de 2012

Anochecer, análisis

Con sólo unos cuantos personajes y con la ayuda de 6 soles, Asimov construye  en Anochecer una historia impactante, por lo que con su trasfondo quiere ilustrar. La primera vez que la leí, al menos, así me lo pareció. En esta segunda ocasión, sin embargo, el susto no ha sido tan hondo.

Al fin, lo que Asimov nos cuenta en Anochecer puede dejar al creyente un poco trastabillado y, al lector, le hace ver con claridad lo que ha sido el lento  avance del conocimiento científico hasta alcanzar el punto en el que ahora se encuentra (¿pensarán igual de nosotros los humanos del futuro?).

De esta historia recordaba el poso acibarado que me regaló su lectura y lo mucho que me obligó a reflexionar, en especial tras leer el párrafo en el que, después de enterarnos de que el astrónomo Aton había solicitado algunos datos al sumo sacerdote (o como quiera que le llamen) de los cultistas, Sor 5, a cambio de refrendar con la ciencia la necesidad de culto al Libro de las Revelaciones, otorgándole  así veracidad a sus creencias, Latimer es enviado por Sor 5 para que tome venganza sobre Aton, pues éste, en realidad, ha suprimido toda necesidad de ellas (las creencias) porque hizo de la oscuridad y las estrellas un fenómeno natural y le quitó su verdadero significado. Y eso, según Latimer, es una blasfemia.

Recuerdo que en este punto, durante aquella primera lectura, me pregunté si los científicos creían que algún día la ciencia podría explicarlo todo. Si así fuera, reflexioné, no había duda de que sería un feo escamoteo a su trabajo no exclamar impresionados: ¡ qué grade es vuestra fe! Porque..., al fin, de fe se trata, ¿no? Pero me desvío, me desvío... Continuemos, pues.

El conocimiento de esas misteriosas estrellas ha viajado en el tiempo, de ciclo en ciclo, merced a lo que de ella se dice en el Libro de las Revelaciones, lo cual plantea la pregunta inmediata de cómo es posible que así sea si, con la llegada de la obscuridad, la humanidad al completo enloquece y se vuelve incapaz de instruir a las generaciones del próximo ciclo acerca de la verdad científica que se esconde tras ese eclipse que ocurre cada 2.049 años. Sheerin da una respuesta arguyendo que el Libro se construye con los recuerdo fugaces de los niños (aún capaces de soportar la obscuridad sin caer en la locura) en combinación con los balbuceos confusos de los retardados medio locos; de manera que el Libro es un compendio de distorsiones, aunque esté basado en datos reales.

Más reflexiones...

De igual modo, las razones que el psicólogo da para explicar el fallo del experimento que emprende Faro al construir un simulacro de lo que está por ocurrir cuando comience el eclipse, tiende de nuevo puentes hacia la mente, productora habitual de nuestros miedos, esperanzas y necesidades: Tal vez no tenía ningún sentido atribuir una significación física a las estrellas. Tal vez la mente, ante la oscuridad total, sienta la absoluta necesidad de crear luz. Tal vez las estrellas sólo sean esta ilusión de luz.

Y más...

Juega muy bien Asimov, tanto con los procesos y leyes físicos, como con los mentales. La verdad es que sabe cómo hacerlo. Por ello, quizá, me gusta tanto este autor, porque sus historias no son narraciones de naves espaciales, con extraños seres que quieren atacar el planeta, el cual sucumbirá, sin duda, ante la imposibilidad de hacer frente a una tecnología demasiado avanzada como para ni siquiera comprenderla. O al menos no son sólo eso. Por cierto,  ¿esa "oscuridad total" refiere a la ausencia de luz o puede ser tomada desde un punto de vista metafórico?

Y, en fin, la existencia cíclica de Lagash recuerda al mito de Sísifo, entretejido, eso sí, con la siempre productiva batalla entre religión y ciencia, todo lo cual construye una historia perfectamente hilvanada que no deja ningún cabo suelto (aunque no acierto a explicarme la escena de un periodista, capaz de conmover el planeta con sus artículos, recibiendo asombrado la explicación de cómo funciona una tea mientras no pone ningún pero a la Ley de Gravitación Universal). Cuenta, además, con un excelente diálogo.

domingo, 11 de marzo de 2012

Anochecer, Isaac Asimov

No recuerdo cuál fue el primer texto que leí de Asimov, pero seguro que se trató de un ensayo del tipo que fuera, científico, histórico..., muy alejado de sus historias de ficción. En cualquier caso, debió de gustarme bastante, pues es un autor que he leído con frecuencia y de cuya fructífera imaginación aún tengo en casa numerosos títulos pendientes de lectura.

Pues bien, la lectura propuesta para este mes es significativamente distinta, como ya habrá imaginado el lector de esta entrada, a la sugerida el mes pasado: saltamos, así, del realismo más puro del Clarín de Doña Berta a la subyugante ciencia ficción de Asimov, con un cuento turbador titulado Anochecer.

Yo lo tengo recogido en uno de los dos tomos que reúnen sus Cuentos completos y, aunque hubiera querido ofrecerlo al lector de este club en esta misma entrada, no puedo hacerlo por obra y gracia de Scribd. No obstante, la biblioteca del club está dispuesta a préstamo y, si algún lector está interesado en la narración, no tiene más que hacérmelo saber. Debo advertir, no obstante, que la traducción de versión en pdf que se encuentra en los estantes virtuales del club me ha parecido bastante peor que la recogida en el volumen I de los Cuentos completos, de manera que, amable lector, si para ti es factible su lectura en esta última versión no debes dudarlo: elígela.

Y, bien, hoy es día 11 de marzo (de amarga memoria para los españoles) y, puesto que el cuento no llega a las 40 páginas, ¿os parece que fijemos la fecha de finalización de la lectura para el día de San José? ¿Qué tal para el 19, pues?

viernes, 9 de marzo de 2012

El club y la ley

Como este club de lectura no quiere darse al delito y obligar, así, a sus lectores a una vida de crimen, escribí ahí abajo que cualquier texto que no respetara el copyright sería borrado de inmediato tras el aviso pertinente. No ha sido necesario, sin embargo, que tenga que pulsar la tecla de delete porque ya lo han hecho por mí: anoche subí a Scribd el nuevo texto que pensaba plantear como lectura del mes y esta mañana me he encontrado en el correo con un mesaje del propio Scribd en el que se me anuncia, de forma bastante grosera, por cierto, que ha sido borrado por tratarse de un copyrighted text. Les agradezco que me hayan ahorrado el trabajo de gastarme el dedo sobre la tecla de borrar, pero han recibido justa respuesta a su grosería con mi inglés más depurado.

En cualquier caso, continúo dispuesta a proponer el mismo texto como lectura para este mes (todo aquel que desee un préstamo de la biblioteca del club, que me lo haga saber sin demora) sin perjuicio, no obstante, de plantearme algunas preguntas que, en cualquier caso y sin necesidad de que Scribd me insultara con el envío de un correo modelo, ya tenía en mente sugerir en esta casa por ver si alguien tenía consejo bueno que darme. A saber:

Jamás ha albergado mi intención trapichear con el trabajo de un escritor y sacarme unas pelas gracias al esfuerzo de otro. Por tal razón, en esta casa sólo pensaba colgar textos que aparentemente ya estuvieran fuera de la protección del copyright (como es el caso de Clarín). Para ello, buscaba los textos en una web en la que se pide a todo aquel que pase por allí que avise si sabe de alguno de los textos ofrecidos gratuitamente que esté protegido por derechos de autor para retirarlo de inmediato. De allí tomé, precisamente, el cuento de Asimov que pensaba proponer para este mes, puesto que, pensé, si continuaba colgado en aquella web debía de ser porque no estaba protegido por copyright. Scribd dice, sin embargo, que sí lo está y me lo ha borrado.

No obstante, investigando por aquí y por allí, leí hace algunos días en alguna parte que en España no es delito colgar un texto en la web, aunque tenga su copyright al día, si no se obtiene compensación económica a cambio, lo cual me dejó más tranquila porque supuse que ello me salvaba del delito y de caer en las garras del mundo del hampa. A Scribd la ley española debe de traerle al pairo. Pero a mí no. 

¿Alguien sabe si, por obra y gracia de este blog, me estoy convirtiendo en una delincuenta? Y, si es que sí, ¿alguien sabe si podré alcanzar alguna vez el perdón? ¿Alguien sabe si puedo colgar cualquier tipo de texto, independientemente del copyright, puesto que no pretendo ganar un céntimo con ello? ¿Alguien sabe si Scribd contestará a mi respuesta a su mail y se disculpará? ¿Alguien sabe dónde puedo alojar mis textos que, aun pudiendo ser borrados, lo sean sin necesidad de insultarme?

El club es un tipo honrado, seguro, y no quiere delinquir, pero se encuentra el pobre en un apuro a cuenta de tanta pregunta sin respuesta. 

viernes, 2 de marzo de 2012

Prólogo a La cena de los notables

Me envía Urumo este Prólogo a La cena de los notables, de Constantino Bértolo, que ha recogido del blog  Librosfera y que le agradezco de corazón, no sólo por el rato de solaz que me ha brindado con ello, sino por la posibilidad de poder, a mi vez, traerlo hasta este club y ponerlo a vuestra disposición.

Me llama la atención este escrito ya desde su mismo principio cuando asegura que Cabe pensar que la escritura nació ligada al poder, aunque nos guste pensar que fue creada para dar honra, voz y cobijo a la memoria. Si así fuera, y no pretende mi frase condicional sugerir duda alguna al respecto, sino tan sólo fijar una cláusula que sustente mi opinión; si así fuera, decía, sería paradójico el hecho final de que hoy no hay ser en este mundo (al menos en nuestro mundo occidental) que no tenga acceso ilimitado a ese poder, pues, si bien nacida a su sombra, poder es en sí mismo la lectura.

¿Y cómo, entonces, ocurrió? ¿Cómo le fue permitido a la plebe el acceso? ¿Cómo pudieron las élites perder tal señorío sobre las letras, haciendo de ellas común actividad a los comunes mortales? ¿De qué manera acabó por subvertirse tan ventajoso estado? Cabe suponer -le tomo prestada la expresión al prologuista-, que porque hay movimientos indómitos cuya impetuosidad resulta incontenible incluso para el propio poder. Tras siglos de oscurantismo en los que sólo unos elegidos tuvieron acceso a ella, se extendió, como el irrefrenable alud al que nada ni nadie puede tirar de las riendas y detener, este encantador  y casi ilimitado placer que es la lectura.

Con él os dejo.

domingo, 26 de febrero de 2012

Doña Berta, análisis

Doña Berta es una obra narrativa cortita pero intensa y escrita con un evidente tono lírico en la que, y pese a la poesía que rezuma cada una de las letras que la componen,  lo vital y lo auténtico priman sobre lo accesorio. 

Con un estilo marcadamente poético, Clarín nos adentra en una historia en la que la inocencia y una naturaleza vívidamente sentimental abrazan la mente del lector y toman el control de sus emociones, conduciéndole por una atribulada historia que irá alterándolas de forma vehemente a medida que avanza en la lectura y comprueba cómo el devenir de ésta muda las connotaciones idílicas, inspiradas en la emotividad expresiva propia de la poesía, en sombrías amenazas que acabarán por alcanzar la tragedia.

Los contrastes, empero, no se acaban aquí ni son menos importantes: con un afilado tajo que no admite compasión, Clarín confronta inclemente los lugares donde comienza y termina la historia. Así, el bucólico paraíso que la ve nacer, cuando la felicidad aún no ha desaparecido del horizonte de doña Berta, y que la acompaña en su desarrollo, cuando, aun ya infeliz, aguarda paciente y resignada el paso de los días, aparece a nuestros ojos descrito por el novelista con tiernas pinceladas que hacen de él un arquetipo de aquel locus amoenus que retrataran los clásicos. Sin embargo, las delicadas pinceladas del principio se tornan en los inflexibles brochazos de la antítesis con que Clarín transforma este Edén idílico del principio en el infierno que supone la gran urbe, impersonal, siempre seria y amenazante donde ha de encontrar hueco la tragedia. Y todo ello acompasado por el desolado ritmo de un silencio que pacifíca el alma en el primero y es la causa al fin, a los sordos oídos de doña Berta, de su desdichado final.

El tema principal de Doña Berta es, a mi modo de ver, el heroísmo. El heroísmo, primero, de someterse  en silencio a un destino incierto, lleno de interrogantes que el paso del tiempo no llega a contestar: ¿volverá por ella el capitán? Y, de no hacerlo, ¿cuál es la razón? ¿Acaso se burló de ella o razones de causa mayor se lo han impedido? ¿Y el hijo? ¿Dónde está? ¿Qué ha sido de él? Sólo unas páginas para el lector que son, sin embargo, cuarenta interminables años para doña Berta de constante interrogación abierta y jamás cerrada, hasta que un día, con la vejez a cuestas, cuando sólo el recuerdo vago de su capitán y la dolorosa remembranza del hijo perdido alientan en su corazón, viene un extraño a despejar las dudas y darnos la razón en este análisis, pues el pensamiento de ese desconocido pintor cuando ve a doña Berta llorar es quizá no sólo la mejor descripción de ésta, sino también el respaldo a la idea esbozada en este párrafo: Y doña Berta [...] se dejó caer en la silla, llorando, llorando con una solemnidad que sobrecogió al pintor y le hizo pensar en una estatua de la historia vertiendo lágrimas sobre el polvo anónimo de los heroísmos oscuros, de las grandes virtudes desconocidas, de los grande dolores sin crónica.

Comienza entonces el segundo acto heroico, impulsado a base de arrojo y decisión. ¿Qué importa perder su hacienda? ¿Qué, volverse vulnerable en la vejez, cuando mayor es el desamparo y la necesidad de un retiro protegido y a salvo de la imprevisible vida? ¿Acaso pueden considerarse siquiera la soledad y los peligros que la aguardan en la gran ciudad, si a cambio de ello repara una deuda, restaura el honor del hijo perdido y encuentra al fin el corazón la reparación a toda una vida de tormentos? En Madrid, la multitud debía de simpatizar con la pobre anciana, pulcra, vivaracha, vestida de seda de color tabaco; muchos le sonreían también, le dejaban el paso franco; nadie le había robado ni pretendido estafar. Con todo, ella no perdía el miedo, y no se sospecharía, al verla detenerse y santiguarse antes de salir del portal de su casa, que en aquella anciana era un heroísmo cada día el echarse a la calle. Temía a la multitud..., pero sobre todo temía ser atropellada, pisada, triturada por los caballos, por ruedas. [...]. Muchos transeuntes la habían salvado de graves peligros, sacándola de entre los pies de los caballos o las ruedas de los coches [...] ¡Qué agradecimiento el suyo! ¡Cómo se volvía hacia su salvador deshaciéndose en gestos y palabras de elogio y reconocimiento! "Le debo a usted la vida. Caballero, si yo pudiera algo... Soy sorda, muy sorda, perdone usted;  pero todo lo que yo pudiera..." Y la dejaban con la palabra en la boca aquellas providencias de paso. "¿Por qué tendré yo tanto miedo a la gente, si hay tantas personas buenas que la sacan a una de las garras de la muerte?".

Tiene miedo, un miedo pavoroso al que sabe, empero, sobreponerse y vencer. Y es que, pese a que Clarín expresa sin lugar alguno para la duda que doña Berta, a la que previamente había llamado sacerdotisa del Romanticismo,  había vivido en realidad toda su vida en una casa donde el cariño no tenía expresión, es su corazón anciano, que hierve de sentimientos y de liberadas pasiones contenidas durante toda una vida, el que la mueve a arrostrar el camino incierto de una aventura cuyo final... callaremos.

jueves, 23 de febrero de 2012

El carnet del club

Como hay quien mostró interés en tener un carnet del Club de lectura, Urumo se ofreció a diseñar uno, lo cual le agradezco pues de haber tenido que hacerlo yo me habría visto en un aprieto. Ya me ha enviado el diseño y he aquí el resultado:



Ha sido tan amable, además, de hacer un carnet para cada uno de los seguidores del Club (para alguno de ellos hay más de uno, de hecho). De modo que, si estás interesado en recibir el tuyo, mándame un correo y te lo enviaré con mucho gusto.

Gracias, Urumo. Eres un tipo bien majo. :-)

martes, 21 de febrero de 2012

Entrevista a Clarín

 
Sin poder imaginar que esto fuera posible aun siquiera en la ficción, lo cierto es que se ha hecho realidad: Clarín ha aceptado venir a casa y someterse a mis preguntas, que conforman la entrevista de hoy.

S.Cid: Señor Clarín, gracias por acceder a realizar esta entrevista.
Clarín: Es un placer para mí atender a sus preguntas, si no son extensas y demasiadas -sonríe bajo la barba poblada que, parece, se ha recortado para la ocasión. El metal de sus quevedos brilla bajo el rayo de sol que se cuela por la ventana del salón y me deslumbra brevemente, aunque no acierto a descubrir si es tal el motivo de mi repentina ceguera o la impresión que me produce tener aquí a uno de los mejores escritores de nuestra literatura.
S.: Lo intentaré -respondo sin mucha convicción, pues muchas son las preguntas que querría hacer y, al fin, pienso, qué más le da a él el número, si ya goza de una eternidad para poder responder. Suspiro y, apartando aquellos incómodos pensamientos propios de una mente aún terrena, doy comienzo a la entrevista-: Pese a que muchos escritores lo nieguen, en toda obra asoman siempre rasgos autobiográficos del autor. En la que ocupa la lectura propuesta para este mes en el Club, Doña Berta, he observado que no tiene usted pudor alguno en revestir a ésta con las mismas dificultades con las que usted, provinciano recién llegado a Madrid -dicho sea sin desdén alguno-,  se topó cuando se sumergió en la gran urbe.
C.: Madrid... -murmura mientras deja entrever un gesto de ensoñación-, me parecía tan grande y tan enemigo, en su indiferencia, para mis sueños y mis ternuras y mis creencias, encontraba algo parecido al calor del hogar... en el teatro y en el templo. Me consolaba dulcemente entrar en la iglesia, oír misa, ni más ni menos que en mi tierra, y ver una multitud que rezaba lo mismo que mis paisanos, igual que mi madre. Otro refugio era el teatro; pero no cualquier teatro; no aquellos en que había cualquier cosa menos poesía.
S.: Hablando de enemigos... -atajo-, no fue Madrid, empero, la mayor de ellos...
C.: Yo tengo contra mí la prensa "neocatólica" -responde sin dudarlo-, la prensa "académica", la prensa "librepensadora" de escalera abajo, parte de la prensa "ultrarreformista", la crítica teatral gacetillera...
S.: También  ha contado, no obstante, con el apoyo de grandes nombres de nuestras letras, como Menéndez Pelayo, Valera o Pérez Galdós...
Asiente sin contestar y queda sumido en lo que parecen lejanos recuerdos que asoman dolorosos a su rostro. Y yo, aunque cohibida por el exiguo decoro a que me impulsa el atrevimiento, no desaprovecho la oportunidad para interrogarlo al respecto:
S.: Bonafoux le acusa de plagiar la Madame Bovary de Flaubert con La Regenta, Dionisio de las Heras le insulta gravemente en su libelo, El besugo Clarín, ya desde el mismo título... ¿Siente usted, tal vez, que esa persecución ha sido dura en extremo y ha causado demasiado sufrimiento?
No tarda en contestar. Sin embargo, su respuesta parece caminar por sendas ajenas a mi pregunta:
C.: He escuchado un voz en sueños que me amonestaba: "El mal que causa tu pluma, el daño que produce tu censura agria y fría en el amor propio ajeno, es cosa tuya por completo; eres creador de algo en el mundo moral; de ese daño, de ese dolor. No engendres el dolor".
S.: Y usted -acometo sus palabras sin piedad, perdida ya toda pudicia-,  como admirador de la tendencia naturalista en la literatura, ¿no debería tomar el fruto de esa pluma como producto del determinismo, de una influencia irresistible a la que ninguna fuerza puede oponerse?
C.: El determinismo es el movimiento de un río -contesta-. Éste tiende a buscar el centro de la tierra, pero su dirección resulta de la oposición que lo mueve, libre albedrío, y los obstáculos que se oponen a ella.
S.: Sin embargo -objeto-, el naturalismo surge del sometimiento a la ley de la herencia, que condiciona el carácter y el destino del hombre y, por tanto, desde el punto de vista literario, del personaje. Y usted, no puede negarlo, ha traducido a Zola y ha tomado postura en favor de esta tendencia, pese a que, es cierto, su máxima difusora en nuestro país es doña Emilia Pardo Bazán.
C.: La vida se compone de influencias físicas y morales combinadas ya de tan compleja manera que no pasa de ser una abstracción fácil, pero falsa, el dividir en dos el mundo, diciendo: de un lado están las influencias naturales; del otro la acción propia, personal del carácter del individuo -se detiene un instante y me observa con vehemencia antes de continuar-. No es así la realidad, ni debe ser así la novela. A más del elemento natural y sus fuerzas, a más del carácter en el individuo, existe la resultante del mundo moral social, que también es un ambiente que influye y se ve influido a todas horas por la acción natural pura, por la acción natural combinada con anteriores fuerzas, compuestas, recibidas y asimiladas de largo tiempo por la acción del carácter de los individuos. Precisamente este elemento general, no físico y social, es el que predomina en la vida que copia la novela, y no queda estudiado en el análisis fisiológico y psicológico del individuo, ni debe ser considerado como puro medio del carácter sino como asunto principal y directo, por sí mismo: como parte integrante y sustantiva de la realidad, de cuya expresión artística se trata.

Observo en su rostro un extraño gesto que refleja cierta necesidad añorante de esa paz de la que ha llegado y a la que sin duda desea volver. Así, apresuro mi planteamiento sobre el asunto naturalista, temerosa de que en cualquier momento se diluya ante mí y no quede de él sino el contorno de un ser de naturaleza ya evanescente.
S.: Desde hace más de un siglo -principio-, cuando Watt da pie a la Revolución Industrial con su mejora de la máquina de vapor, el mundo ha visto cómo se removían los pilares sobre los que se había sostenido la sociedad y las incontables implicaciones a que ha dado origen. Por si ello no hubiera bastado, una Segunda Revolución está dando aliento a más y mayores cambios, que incluso han alentado el espíritu femenino de manera que ni las mujeres  encuentran razones para no aprovecharlos y se aventuran a pedir el voto. Todo ha cambiado y continúa haciéndolo a una velocidad vertiginosa que ni siquiera las nuevas máquinas podrán emular. 
Lo miro un instante y encuentro que Clarín me observa interesado. De modo que continúo: 
S.: Esas nuevas máquinas han creado fábricas, éstas han llamado a las gentes, que no han dudado en emprender un amargo éxodo de los pueblos a las ciudades, en las que, como hormigas en su hormiguero, se hacinan en infectas construcciones donde la enfermedad hace estragos y el alma humana se degenera hasta la depravación. El naturalismo lo retrata con descarnada sinceridad y niega toda posibilidad de remisión. Sin embargo, parece que usted no lo cree tan pernicioso como nos cuentan que es. 
C.: El naturalismo no es la imitación de lo que repugna... El naturalismo no es tampoco la constante repetición de descripciones que tienen por objeto representar ante la fantasía imágenes de cosas feas, viles y miserables... El naturalismo no es solidario del positivismo... El naturalismo no es el pesimismo. El naturalismo no es una doctrina exclusiva ni cerrada. No niega a las demás doctrinas. Es más bien un oportunismo literario.
S.: ¿Tan oportunista como los temas que usted trata en sus escritos, más vinculados, en realidad, a la prensa que a la literatura?
C.: Escribo -replica de inmediato- sin pensar en las generaciones venideras, escribo para los contemporáneos.
S.: Y, sin embargo, el porvenir jamás se detiene. Siempre acaba por alcanzarnos -apunto-. Para la época en que escribe la novela que hemos propuesto como lectura de este mes, Doña Berta, usted ha comenzado ya a mostrar una tendencia hacia el espiritualismo. ¿Intuye el final...?
Él no responde, pero sonríe apartando la vista de mí y sumergiéndose en una reflexión de la cual imagino su principal pensamiento: "¿De qué final hablas, alma cándida, si estoy aquí hablando contigo?". Sin embargo, ese aquí es aún distinto para ambos, y así parece reconocerlo cuando su mente, sin duda, repara en ello. De modo que fija su vista de nuevo en mí y, sin contestar, aguarda mi siguiente pregunta. 
S.: En los años finales de su vida -insisto en la idea esbozada en mi intervención anterior-, se desliza usted hacia un marcado espiritualismo y quizá, es la base desde la cual quiero plantear mi pregunta -aclaro-, a este humanismo espiritualista se debe su reacción contra los peligros del superhombre y de la masa. ¿Comparte usted con Ginés de los Ríos y los krausistas las recriminaciones que estos han lanzado contra Nietzsche, acusándolo de "inmoralismo anticristiano" e "individualismo aristocratizante"? 
Asiente con la cabeza y refuerza estas críticas con una simple declaración:
C.: Nietzsche acusa un limitadísimo subjetivismo y una neurastenia mística

Y como si aquella declaración última fuera el punto final ideal a nuestra entrevista, observo cómo Clarín comienza a desvanecerse en el aire hasta que su imagen no es sino el recuerdo que de ella queda en mi retina.

domingo, 19 de febrero de 2012

La hora de las sombras, Johan Theorin

La hora de las sombras, Johan Theorin


Un pequeño niño, Jens Davidsson, desaparece una tarde brumosa de la mano de un extraño en la isla de Öland, Suecia. Veinte años después, su abuelo, Gerlof Davidsson, cree tener la pista que tal vez pueda conducirle al descubrimiento de lo que ocurrió con su nieto.  

Acompañado por su hija Julia, madre del niño, cuya mente vaga irracional por el mundo de los recuerdos y la desesperación, intentará encontrar la verdad que dé una solución definitiva al misterio.

Aunque tan sólo estamos a 19 de febrero y tal vez los días que restan para acabar el mes me sorprendan con alguna otra lectura emocionante, voy a concederme la licencia de no aguardar hasta el 29 para comentar esta novela, que he elegido como (mi) libro del mes.

Según tengo entendido, La hora de las sombras es la primera novela de una serie compuesta por cuatro títulos ambientados en la isla sueca de Öland: El cuarteto de Öland, cada uno de los cuales tendrá lugar en una estación del año diferente. La hora de las sombras se desarrolla durante el otoño y la segunda de las novelas, La tormenta de nieve, en invierno (creo que hasta el momento son los únicos publicados).

Me ha gustado bastante esta novela. Es algo lenta en su primer tercio, e incluso tal vez un tanto repetitiva en lo que respecta a las trastornadas emociones de Julia, que el autor transmite apoyado sobre numerosos párrafos introspectivos que, no obstante, ayudan a fijar la personalidad del personaje: una mujer cuya alma atribulada por la pérdida de su hijo vaga sin destino por  los páramos baldíos de una vida solitaria y melancólica, sobrellevada sólo merced al auxilio del alcohol. 

No obstante, una vez superadas esas páginas, la historia atrapa, por el misterio que la rodea, y el libro encanta, por lo muy bien ambientado que está: una isla idílica, de paisajes nórdicos y naturaleza agreste; un pueblo casi vacío, ahora que las vacaciones han acabado, habitado tan sólo por unos cuantos lugareños que, sin embargo, conforman una sociedad suficiente para dar vida a la historia; unos personajes magníficamente construidos, con personalidades curiosas y bien definidas que ayudan notablemente a lograr la verosimilitud de la trama, y todo ello culminado con un final... asombroso por inesperado.

Repetiré con el autor. Próxima parada, pues: La tormenta de nieve.

Otros enlaces, quizá también de interés:

-Me gustan los libros.
-Lecturalia.
-De tinta en vena.

lunes, 13 de febrero de 2012

Doña Berta, Clarín

Creo que mucho menos conocido que su famoso ¡Adios, Cordera!, que probablemente todos o casi todos hemos tenido que leer en el colegio, es este cuento de Clarín titulado Doña Berta y, sin embargo, es el que he elegido para inaugurar las propuestas de lectura del Club. 

Apareció publicado por primera vez en 1892, en la revista La Unión. Yo, obviamente, me topé con él muchos años después, tantos como un siglo (la fecha escrita por mi mano en el ejemplar que poseo y que da fe del momento en que lo fiché dice que fue un 20-octubre-1992). Llegó a mis manos gracias a mi tía, que lo tenía en su biblioteca y que decidió regalármelo por un motivo que ya he olvidado. El ejemplar pertenece, como se puede observar en la fotografía, a la colección de la Biblioteca Básica Salvat de libros RTV (en concreto es el número 38), y aunque el título habla de relatos (Doña Berta y otros relatos) hay quien considera a Doña Berta como una novela corta. Lo sea o no, es el texto que he elegido para inaugurar las lecturas propuestas por el club. 

Se trata de una encantadora historia que hace las delicias del lector y logra arrancarle emociones desbocadas cuando se alcanza el final. Preparad vuestro espíritu para el enternecimiento y la turbación. Espero que os guste.
 
Podéis bajaros el texto pinchando sobre el enlace: Doña Berta.

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Como esta es la primera vez que propongo una lectura y es también mi primer Club de Lectura, no sé muy bien cómo organizar el asunto. Si alguien tiene la intención de leer el cuento, ¿podría darme alguna idea al respecto? ¿Ponemos fecha para la finalización de la lectura, de manera que se pueda hacer un comentario sin fastidiar el final a nadie? Si sí, ¿qué tal para el domingo, 26 de febrero? (quizá es poco tiempo, pero es que febrero ya va mediado... y, además, la novela es cortita, cortita).

Si nadie dice nada al respecto, entenderé que no pensáis leer la novelita o que sí pensáis hacerlo y estáis de acuerdo con la fecha y, por tanto, subiré mi comentario para ese día. 

Por otra parte, si alguien está interesado en subir un comentario propio, que me lo comunique. De igual forma, si hay alguna propuesta que se quiera hacer..., ahí arriba está el correo.

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Transcurrido el plazo y ya realizado y publicado el análisis de este cuento, puedes encontrarlo en Doña Berta, análisis, si estás interesado en leerlo.

domingo, 12 de febrero de 2012

El inicio del club

El inicio del club

Después de dos años y nueve meses del nacimiento de Finis Terrae, me dispongo, en esta fría tarde de domingo, a comenzar una separata del blog dedicada en exclusiva a los libros.

Lo cierto es que Finis Terrae nació abrazado a la dirección de loslibrosdescid y, sin embargo, casi desde el principio se vio invadido de muchos otros asuntos que nada tienen que ver con la literatura. Aquí, sin embargo, pretendo que sólo ésta tenga cabida, lo cual no impedirá que en mi querido Finis continúen apareciendo entradas referidas a los libros. Y, puesto que ambos blogs son parte de la misma familia, mantengo el color verde que viste el fondo del primero también en este segundo, de manera que la genética que los une quede bien patente.

No sé muy bien cómo lo voy a hacer con esto del club de lectura. Algunas ideas revolotean en mi cabeza, pero de manera un tanto oscura aún. Quizá haya reseñas..., quizá no (aunque probablemente sí..., ¿cómo podría evitarlo?). En principio, se me ocurre plantear lecturas de las que después podremos hablar. En cualquier caso..., y pese a la premura con que nos aprietan estos tiempos, obviaré el tópico literario  tempus fugit y me lo tomaré con calma: no más de una propuesta de lectura por mes, la primera de las cuales ya está en mi mente y será sugerida en breve.

Bienvenido, pues, a todo aquel que pase por aquí, bienvenidos los comentarios y la participación, y, si ésta fuera más bien escasa, como me temo, bienvenido también el silencio que dejará, pues en silencio es como mejor se lee.