viernes, 2 de marzo de 2012

Prólogo a La cena de los notables

Me envía Urumo este Prólogo a La cena de los notables, de Constantino Bértolo, que ha recogido del blog  Librosfera y que le agradezco de corazón, no sólo por el rato de solaz que me ha brindado con ello, sino por la posibilidad de poder, a mi vez, traerlo hasta este club y ponerlo a vuestra disposición.

Me llama la atención este escrito ya desde su mismo principio cuando asegura que Cabe pensar que la escritura nació ligada al poder, aunque nos guste pensar que fue creada para dar honra, voz y cobijo a la memoria. Si así fuera, y no pretende mi frase condicional sugerir duda alguna al respecto, sino tan sólo fijar una cláusula que sustente mi opinión; si así fuera, decía, sería paradójico el hecho final de que hoy no hay ser en este mundo (al menos en nuestro mundo occidental) que no tenga acceso ilimitado a ese poder, pues, si bien nacida a su sombra, poder es en sí mismo la lectura.

¿Y cómo, entonces, ocurrió? ¿Cómo le fue permitido a la plebe el acceso? ¿Cómo pudieron las élites perder tal señorío sobre las letras, haciendo de ellas común actividad a los comunes mortales? ¿De qué manera acabó por subvertirse tan ventajoso estado? Cabe suponer -le tomo prestada la expresión al prologuista-, que porque hay movimientos indómitos cuya impetuosidad resulta incontenible incluso para el propio poder. Tras siglos de oscurantismo en los que sólo unos elegidos tuvieron acceso a ella, se extendió, como el irrefrenable alud al que nada ni nadie puede tirar de las riendas y detener, este encantador  y casi ilimitado placer que es la lectura.

Con él os dejo.

9 comentarios:

  1. ¡Cachissss!
    Cuando he leído lo de la cena de los notables he pensado que habíamos quedado para cenar los de club y te iba a reñir por dejarnos sólo en notables.
    Leeré el prólogo, faltaría más, luego.
    Un saludo

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  2. Caraguevo: Alguna cenica sí que habrá que organizar, ¿no? Luego, si la queremos llamar "de sobresalientes", eso ya lo decidimos mientras vamos de camino ;-)

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  3. Me pide Bate que publique este comentario de su parte:

    Curioso. Ayer estuve meditando (qué cosas más raras me da por pensar, mare...) sobre si escribimos para ensanchar y desarrollar nuestras ideas, o bien, al contrario, es la escritura y las palabras la que agranda nuestras ideas, suplantado la parquedad de una imagen, un pensamiento o una descripción, por otra de mayor enjundia y riqueza. En definitiva, creo que está en la naturaleza del ser humano, en su sustancia, en su génesis terrena, encontrar los mecanismos y los elementos “atesorables” y necesarios para acercarnos a la sabiduría*, don de Dios, virtud generosa.

    *Y que junto al poder y la gracia, lucen las tres potencias en la cabeza del Señor.
    Perdona, querida S.Cid, por esta inesperada invocación de la iconografía cristera, estamos en Cuaresma y aprovecho cualquier resquicio de luz para aportar el albor que ando buscando estos días.

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  4. Bate: Yo creo que escribimos y leemos para ensanchar nuestras ideas y, al hacerlo, se va ensanchando la capacidad de nuestro magín. Estoy contigo en que en la naturaleza humana está la necesidad de instruirse, pues al fin eso nos acerca más a Dios.

    La pregunta es: ¿por qué en estos tiempos que corren hay cada vez menos necesidad de esa instrucción? ¿O será que siempre fue así y sólo unos pocos la sienten? No sé...

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  5. Gianni Rodari, haciéndose eco de las ideas de Vladimir Propp, decía en su "Gramática de la Fantasía" que los cuentos nacieron por caída del mundo sacro en el mundo laico y que también por caída arribaron al mundo infantil como algunos objetos rituales, hoy convertidos en juguetes, o como el propio teatro.
    Si uno no hace distinción entre literaturas y edades es justo y hermoso pensar que, explorando todo los mundos laicos, haya aún quien use las letras para el camino de regreso.

    Es mi peregrina idea...

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  6. Urumo: Tan peregrina como las ideas del resto de nosotros. No diré que cada cual es hijo de sus ideas, pero sí que las ideas son hijas de nuestro peregrinaje.

    De Gianni Rodari tengo la Gramática de la fantasía, que me regalaron en un curso que hice. He leído muchas veces la contraportada del libro: Siempre hay un niño que te pregunta: "¿Cómo se inventan las historias?" y se merece una respuesta honesta. En la Gramática de la fantasía "se habla de algunos modos de inventar historias para niños y de ayudar a los niños a inventar por sí solos sus propias historias". Este libro, que se ha convertido ya en un clásico de la literatura pedagógica, es un instrumento realmente útil destinado a "quien cree en la necesidad de que la imaginación tenga su puesto en la enseñanza".

    Como digo, agacho la cabeza y descubro mi debilidad, he leído muchas veces la contraportada, pero no el libro, cuya lectura está prevista para el próximo año (si bien, y quizá tras este comentario, la adelante). Me tienta el libro desde hace tiempo y, a la vez, lo rechazo (no sabría explicar por qué). Quizá porque, en el fondo, no anida en mí el alma de profesor.

    Y en cuanto a Vladimir Propp, ¡qué curioso!, justo esta mañana estuve tratando con mis alumnos de 2º ESO algunos de los puntos que Propp propone como imprescindibles a la hora de escribir un cuento (tarea a la que tendrán que enfrentarse mis alumnos este fin de semana).

    Curiosos vuestros comentarios, amigos, que dan mucho para pensar. Ay, si tuviera más tiempo...

    Gracias por vuestra visita y aportaciones, a las que volveré para eso..., para pensarlas y repensarlas y requetepensarlas. Seguro que acabo por arribar a buen puerto.

    Ahora me voy a preparar la próxima lectura propuesta, que, os prometo, será cortita.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Si trataste "algunos" de los puntos de Propp creo que te interesa leer el capítulo 22 de Rodari. En él cuenta su experiencia práctica con las funciones del ruso que él redujo de treinta y una a veinte.

      Que todas tus "debilidades" nos brinden oportunidades de dar.

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    3. Urumo: Sí, fueron algunos (en concreto, 13).

      Por otra parte, eché un vistazo al capítulo 22 que me recomiendas, pero no he podido prestarle todavía demasiada atención. Lo leeré más detenidamente en cuanto acabe esta semana de evaluaciones que está siendo de locos.

      Y..., prepárate a dar porque mis "debilidades" son tantas... ;-), jejeje.

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